El sábado 21 celebramos el fin de la temporada, como todos los años, en las piscinas de El Casar. Disfrutamos de un día estupendo, soleado, rodeados de buena gente y buen rollo aunque echamos de menos a algunos Poetas que no pudieron venir.
Comenzamos la jornada con nuestro habitual partidillo de fútbol de jóvenes contra mayores y esta vez los mayores tuvimos que jugar con el marcador en contra y esforzarnos a tope - algunos más que otros - pues los chavales nos metieron un golazo nada más comenzar.
Hay que señalar que contamos con un portero estupendo y varios delanteros con hambre de gol, por no mencionar a nuestro entrenador que, muy esforzado, se desgañitaba: "arriba, arriba".
Sufrimos algunas bajas durante el partido, pero fuimos capaces de mantener la tradición y ganar, que es lo que se espera de los veteranos de este club. Ya veremos que pasa el año próximo...
La comida, como siempre, muy abundante. Los Poetas llevamos alimentos como para pasar tres días en El Casar sin necesidad de pasar por el súper.
Las viandas exquisitas: los tomates "que sabían a tomate", las tortillas, la empanada de bacalao con pasas, el pisto "sin champiñones", filetes de pollo, de lomo, pastel de pescado... en fin un no parar; y después, helados y café.
Hubo tiempo para tumbarse al sol, sentarse a la sombra, jugar a las cartas, charlar, echar guerras de agua y hasta para tirar al agua a un entrenador, eso sí, pidiéndole amablemente que antes se quitara la camiseta... por aquello de que el socorrista no dijera nada.
El maestro de ceremonias, Antonio, puso orden y consiguió reunirnos a todos para hacernos entrega del regalo que la AD hace todos los años a los atletas del club, en esta ocasión una bufanda-braga. Aquí estamos todos posando guapísimos con ella puesta.
Y así terminó la jornada, de vuelta en el bus a Madrid, cansados pero ya pensando en la siguiente: la merienda cena en la Dehesa, pero eso ya es otra historia...
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